Y aprendo...
Me enseñas, aprendo cada día,
suelo perderme en tantos misterios,
veo tu luz, es mi guía,
sigo sus huellas, veo tu nombre.
A veces, es bueno expresarlo,
dado ya por consabido,
me olvido por momentos de ti.
No visito tu casa, ni como tu pan,
me pierdo en el eterno dilema,
otras, un cimbronazo interior
me lleva a la reflexión,
y busco tus pasos,
meditando el error, y te ruego perdón.
En este tránsito llamado vida,
sé, que nunca me abandonaste,
y en cada caída, me ofrecías tu
mano.
Y vi en tu mirada un guiño
ante mis delirios,
Tú sabes Señor, que todo comienza en
ti.
María del Carmen Menéndez García
MACARENA