Si ti… nada soy
Ya sabes que te amo desde siempre, me inculcaron tu
nombre, tu historia, y con el tiempo aprendí a verte…
Comprendí el significado de un milagro, aprendí a perdonar, a amarte en mis hermanos, era tu legado - los unos a los otros…
decías, entre parábolas, entre misterios…
Aprendí a orarte, rodeada de silencio, un casi monólogo
en tu casa… quietud de un templo y escuche tu voz…
Cometí imprudencias en ese desatino, cuando la incertidumbre
arrecia, el dolor hiere y la rebeldía
avanza, y no supe aferrarme a Ti.
Aprendí que se vuelve a la fuente. Te las ingenias
para encauzar senderos, envías señales traslucidas, en este devenir de la
existencia, si todo lo sabes…
Me enseñaste el gozo, la sana alegría, agradecer la
vida,
valorar lo mucho, lo poco, si eres Tu quién entrega
tesoros.
Y un día Tu Madre, mi miró a los ojos, habita en mi
alma
con esa dulzura, que apaña, que arropa, que guía, y
aprendí de la
Luz del Cielo; regresando al comienzo… junto a perlas de dulce
oración…
Sí, ya sabes que te amo, Señor…
María del Carmen Menéndez García
MACARENA