Ya no sé, mi Señor, cómo
rezar.
Si proclamar por siempre
lo sabido,
o si es mejor conversar
contigo
mirándote a los ojos en tu
altar.
Intente las formas
predispuestas,
oraciones, salmos, padre
nuestros,
mil ruegos a la Virgen, Madre
mía,
bajo su amparo hallé
remanso,
un manantial de blanco
imperturbable.
Ya no sé, Amor, como
nombrarte…
© María del Carmen
Menéndez García
MACARENA