
ORACIÓN DE LA TARDE
Luz santa, esplendor del Padre,
¡a ti la alabanza Jesucristo!
HIMNO
Sus fieles seguidores, sus hermanos,
volvieron al cenáculo afligidos,
asustados, temiendo ser cogidos
y recibir la muerte por villanos.
Van a ungir el cadáver con sus manos
las mujeres, ahogando sus plañidos,
no están todos los ritos conseguidos
y piensan que los riesgos no son vanos.
Al llegar al sepulcro se asombraron
por encontrar la piedra removida
y a un ángel que les dice: No está aquí.
Alteradas, corriendo, se alejaron
con el alma exaltada, conmovida,
a ver entre los vivos al Rabbí.
Extraído de Magnificat, en Español
(suplemento SEMANA SANTA)
Es un momento sublime poder orar en la Santa Misa, con tu poesía, aquí va la continuación:
Luz santa, esplendor del Padre,
¡a ti la alabanza Jesucristo!
HIMNO
Sus fieles seguidores, sus hermanos,
volvieron al cenáculo afligidos,
asustados, temiendo ser cogidos
y recibir la muerte por villanos.
Van a ungir el cadáver con sus manos
las mujeres, ahogando sus plañidos,
no están todos los ritos conseguidos
y piensan que los riesgos no son vanos.
Al llegar al sepulcro se asombraron
por encontrar la piedra removida
y a un ángel que les dice: No está aquí.
Alteradas, corriendo, se alejaron
con el alma exaltada, conmovida,
a ver entre los vivos al Rabbí.
Extraído de Magnificat, en Español
(suplemento SEMANA SANTA)
Es un momento sublime poder orar en la Santa Misa, con tu poesía, aquí va la continuación:
Jesucristo se muestra a las mujeres,
les anuncia su marcha a Galilea,
que lo digan sin miedo a la asamblea,
allí se informarán de sus poderes.
Todos dudan, pues son los pareceres
femeninos, y su dolor sortea,
con locas fantasías, la marea
de impaciencias, deseos y quereres.
Juan y Pedro deciden comprobarlo.
Allí estaban los lienzos recogidos
y el sepulcro vacío, abandonado.
Los soldados dispuestos a velarlo
huyeron del lugar, despavoridos,
¡el Mesías había resucitado!.
Los once a Galilea se encaminan
al cerro que Jesús les ha indicado,
cuando le ven venir, resucitado,
ante su gloria espléndida se inclinan.
Cuarenta días junto a Él se hacinan,
les promete que siempre irá a su lado,
que no teman, poder le ha sido dado,
sus palabras la inmensidad dominan.
Su mandato es que vayan por el mundo
bautizando en la Santa Trinidad
y salvando a las almas en su nombre.
Enviará al Espíritu fecundo
que con sus siete dones da la paz
y diviniza el ámbito del hombre.
les anuncia su marcha a Galilea,
que lo digan sin miedo a la asamblea,
allí se informarán de sus poderes.
Todos dudan, pues son los pareceres
femeninos, y su dolor sortea,
con locas fantasías, la marea
de impaciencias, deseos y quereres.
Juan y Pedro deciden comprobarlo.
Allí estaban los lienzos recogidos
y el sepulcro vacío, abandonado.
Los soldados dispuestos a velarlo
huyeron del lugar, despavoridos,
¡el Mesías había resucitado!.
Los once a Galilea se encaminan
al cerro que Jesús les ha indicado,
cuando le ven venir, resucitado,
ante su gloria espléndida se inclinan.
Cuarenta días junto a Él se hacinan,
les promete que siempre irá a su lado,
que no teman, poder le ha sido dado,
sus palabras la inmensidad dominan.
Su mandato es que vayan por el mundo
bautizando en la Santa Trinidad
y salvando a las almas en su nombre.
Enviará al Espíritu fecundo
que con sus siete dones da la paz
y diviniza el ámbito del hombre.
LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
Por
Emma Margarita R.A.-Valdés
DE SU LIBRO
ANTES QUE LA LUZ DE LA ALBORADA, TÚ MARÍA
¡¡¡GRACIAS, EMMA!!!
Maricarmen
12-04-2009
MACARENA
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