TU ROSTRO
No quiero verte así, ensangrentado,
ni ver como laceran tu costado,
tu espalda con marcas dolorosas,
la sed, que viles no saciaron,
sed de humano amor
que tu pasión provoca.
Permíteme Señor, que tu imagen
refleje la paz que en ti descansa,
refugio de mis días, por tu entrega.
Mi Dios resucitado, tu rostro
es la Luz que al cielo me encadena.
María del Carmen Menéndez García
MACARENA
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