Aprender
a ver lo esencial, esos sentimientos del alma que nos inundan, aprender a compartir,
la alegría y la tristeza, arropando con ternura, entregando tiempo… atención... afecto...
Seguramente
estas dos expresiones, si fuesen observadas, cuidadas, desde el interior de nuestro
ser, hacia el otro..., mi semejante… aprendiendo a ver... comprendiendo...seguramente...
María
del Carmen Menéndez García
Cuando nació mi alegría...
Y cuando nació mi Alegría, la alcé en brazos y subí
con ella a la azotea de mi casa, a gritar:
- ¡Venid, vecinos! ¡Venid a ver! Porque hoy ha
nacido mi alegría: venid a contemplar este ser placentero que ríe bajo el sol.
Pero fue grande mi sorpresa cuando ningún vecino mío acudió a contemplar mi Alegría.
Y todos los días, durante siete lunas, proclamé el advenimiento de mi Alegría desde la azotea de mi casa, pero nadie quiso escucharme.
Pero fue grande mi sorpresa cuando ningún vecino mío acudió a contemplar mi Alegría.
Y todos los días, durante siete lunas, proclamé el advenimiento de mi Alegría desde la azotea de mi casa, pero nadie quiso escucharme.
Y mi Alegría y yo estábamos solos, sin nadie que
fuera a visitarnos.
Luego, mi Alegría palideció y enfermó de hastío, pues sólo yo gozaba de su hermosura, y sólo mis labios besaban sus labios.
Luego, mi Alegría murió, de soledad y aislamiento.
Luego, mi Alegría palideció y enfermó de hastío, pues sólo yo gozaba de su hermosura, y sólo mis labios besaban sus labios.
Luego, mi Alegría murió, de soledad y aislamiento.
Y ahora sólo recuerdo a mi muerta Alegría al
recordar mi muerta risa. Pero el recuerdo es una hoja de otoño que susurra un
instante en el viento, y luego no vuelve a escucharse más.
©Khalil Gibrán Khalil
CUANDO NACIÓ MI TRISTEZA
Cuando nació mi Tristeza, le
prodigué mil cuidados, y la vigilé con amorosa ternura.
Y mi Tristeza, creció como todos los seres vivientes, fuertes y hermosos y llena de maravillosas gracias. Y mi Tristeza, y yo nos amábamos, y amábamos al mundo que nos rodeaba. Pues mi Tristeza era de corazón bondadoso, y el mío también era amable cuando estaba lleno de Tristeza. Y cuando hablábamos, mi Tristeza y yo, nuestros días eran alados y nuestras noches engalanadas de sueños; porque mi Tristeza era elocuente, y mi lengua también era elocuente con la Tristeza. Y cuando mi Tristeza yo cantábamos juntos, nuestros vecinos se sentaban en la ventana a escucharnos; pues nuestros cantos eran profundos como el mar, y nuestras melodías estaban impregnadas de extraños recuerdos. Y cuando caminábamos juntos, mi Tristeza y yo, la gente nos miraba con amables ojos, y murmuraba con extremada dulzura. Y también había quien nos envidiaba, pues mi tristeza era noble, y yo me sentía orgulloso de mi Tristeza. Pero murió mi Tristeza, como todo ser viviente, y me quedé solo, con mis reflexiones. Y ahora, cuando hablo, mis palabras suenan pesadas a mis oídos. Y cuando canto, mis vecinos no escuchan mis canciones Y cuando camino solo por la calle, ya nadie me mira. Sólo en sueños oigo voces que dicen compadecidas: "Mirad, allí yace el hombre al que se le murió su Tristeza".
©Khalil Gibrán Khalil
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MACARENA
Me ha parecido precioso Macarena. Esa pareja tristeza y alegría que siempre van de la mano en nuestra vida ha quedado perfectamente retratada en tus escritos. Me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe.
ResponderEliminarEs un contenido de Gibran, con una simple reflexión de mi parte.
Paso a Tertulia.
Gracias amigo. Feliz fin de semana!
Cariños